
Llevarán ramos aquellos
cuyo aguante pueda desgastar
la noche nudosa que precede
y sigue al relámpago.
Su palabra recibe
existencia del fruto intermitente
que la propaga dilacerándose.
Son los hijos incestuosos de la cortadura
y del signo,
que alzaron hasta los brocales
el círculo florido de la tinaja de la adhesión.
La furia de los vientos los mantiene aún desvestidos.
Contra ellos vuela una pelusa de noche negra.